El silencio es relativo...

Me escucho respirar,
escucho a mis amores,
escucho la paradoja del silencio.

A veces el mundo rompe el silencio
y a veces el silencio rompe el mundo.
Nunca hay silencio y nunca hay mundo...

Todo es entorno
y nada es entorno.

El silencio esta en mi,
el mundo ruge,
mi alma reposa,
a veces lo disfruto
y a veces no.

El silencio...

No tengo nada para decir y lo estoy diciendo.
(J. Cage)
Ya no hay obra, no hay silencio.
Y a la vez todo es obra...

Tosiendo, integrando...

Antes afuera, ahora adentro
y parte incidental.

Antes negativo ahora replanteado.

Antes accidental ahora incidental.

Silencio e interpretación,
sonidos y creación.

El espectador es compositor,
y la obra excede a su propia creación.
“si una cosa os aburre durante dos minutos, intentadlo con cuatro. Si todavía os aburre, intentadlo con ocho, dieciséis, treinta y dos, y así sucesivamente. Puede que no sea aburrido, sino todo lo contrario”. (J. Cage sobre Satie)
Repite, repite, repite...

Como un Loro!

Siempre igual pero siempre distinto.

Repite solo en su aburrimiento sin siquiera producirlo.

Miro y ejecuto.

Ahora participo en mis silencios y en mis ruidos.
“La inminencia de las poéticas” (30 bienal de Sao Paulo, 2012)
Sucederá!

Y está a punto de suceder...

Nos comunicamos.
Nos entendemos.

Mi mmmmm y luego tu ruido...
Tu mmmmm y luego mi ruido...

Juntos nuestros mmmmm.

Juntos nuestros ruidos.